Los Tigres del Norte y La Transformación de "El Chupacabras"

Publicado el 24 de noviembre de 2024, 13:37

Los Tigres del Norte y La Transformación de "El Chupacabras"


El viernes pasado se me concedió un sueño: a los casi 55 años de mi vida, pude ver en vivo a uno de los grupos musicales más influyentes, Los Jefes de Jefes, Los Tigres del Norte, en concierto en Boise, Idaho. Es un grupo que no solo ha hecho historia musical en nuestro hemisferio y en el mundo, sino que también me ha transformado personalmente.

Como la mayoría de ustedes ya saben, soy "gabachillo" de nacimiento, pero mexicano naturalizado y muy orgulloso de serlo. Sin embargo, mis comienzos también incluyeron a Los Tigres desde una temprana edad. De niño, pasé mis años formativos en la frontera, en Sierra Vista, Arizona. Creo que fue en 1974 o 1975 cuando conocí lo que sería mi nueva patria, al visitar con mis padres Agua Prieta, Naco y Nogales, Sonora. Entre mis primeros recuerdos está caminar con mis papás por la Calle Primera en Agua Prieta y la avenida Plutarco Elías Calles en Nogales, visitando las tiendas y disfrutando los aromas de tortillas recién hechas.

Cada mexicano sabe que el país es una cornucopia de olores, sabores y colores. Pero había algo más que jamás se me borrará de la memoria de esa época: la música. Me acuerdo de los conjuntos norteños de músicos itinerantes que tocaban en el camellón de cada calle. Hombres sonrientes y felices con su bajosexto, guitarra, tololoche y, por supuesto, el acordeón. Fue la primera vez que conocí la música mexicana que tanto alegra el alma. Mi mamá me daba unas moneditas de cinco y diez centavos para premiar a estos maestros. Uno de los temas ubicuos que todos los músicos tocaban era el afamado "Contrabando y Traición" (Camelia la Texana), de Los Tigres del Norte. Este tema quedó grabado en mi mente por muchos años y aún, casi medio siglo después, sigue presente.

Unos años después, me mudé a Idaho y, tristemente, dejé de escuchar música mexicana hasta aproximadamente 1990. Luego, en 1994, al ayudar con la formación de La Súper Caliente 590 AM, comencé a recibir muchas llamadas del público. El artista número uno: Los Tigres del Norte. Un día, alguien solicitó "Camelia la Texana" y fue entonces cuando volví a recordar esos momentos en que los conjuntos tocaban música de Los Tigres. Ese tema me transportó de nuevo a mi niñez.

Pero aún me faltaba otra transformación, una que también debo en parte a Los Tigres. A pesar de siempre admirar a los mexicanos, durante años fui muy conservador con mis ideas sobre las fronteras y la inmigración. Nunca llegué al nivel de un "trumpista," pero por mucho tiempo mantuve ideas equivocadas. Otros temas que comencé a tocar mucho en la radio alrededor de 2000 y 2001 fueron "De Paisano a Paisano" y "Somos Más Americanos". Me encantaba la música, pero las letras me provocaban cierta incomodidad: "Somos más americanos, somos más americanos que el hijo de anglosajón" y "Para que sane la llaga como sale envenenada, nos echan la inmigración. Si con mi canto pudiera, derrumbaría las fronteras para que el mundo viviera con una sola bandera, en una misma nación".

A partir de ese momento, experimenté una disonancia cognitiva. Por un lado, amaba a mis hermanos mexicanos; por otro, el mensaje chocaba con las ideas políticas que yo respaldaba. En esa misma época enfrentaba muchos problemas de salud. Mi propia "gente" me abandonó, pero mis hermanos mexicanos me apoyaron una y otra vez con un amor cristiano que jamás había experimentado. Al mismo tiempo, las letras y las historias de Los Tigres me hicieron reflexionar profundamente y me ayudaron a rechazar mi ideología pasada. Fue entonces cuando comprendí que necesitaba cambiar.

En 2004 conocí a mi esposa, originaria de México. Planeábamos casarnos en 2007, pero ella fue deportada con una visa (gracias, Tío Sam) debido a un malentendido. Me mudé a México en 2008 y me nacionalicé en 2012. Ahora, orgullosamente, puedo ondear el lábaro patrio y gritar: "¡VIVA MÉXICO!" Aunque finalmente regresamos a Estados Unidos con los "papeles" para mi esposa, mi experiencia en México me enseñó a abrazar todo el repertorio de música de Los Tigres. Ellos representan la voz, el corazón y el canto colectivo del mexicano.

Durante el concierto del viernes pasado, pude ser testigo ocular del poder de Los Tigres: un poder electrizante que penetra el alma. Son embajadores de la música mexicana, con temas que seguirán siendo apreciados dentro de 100 años o, mejor dicho, por la eternidad. Sus canciones son llantos e historias verídicas que pocos músicos han logrado plasmar. Son genios en todos los sentidos. Se me brotaron las lágrimas al escuchar la historia de "La Carta" y de "La Jaula de Oro". Sentí el pesar y el dolor del pueblo mexicano e inmigrante a través de la música.

Yo mismo considero que, después de conocer la vida plena en México, estoy enjaulado (no por cuestiones de inmigración, sino por la esclavitud de la sociedad en Estados Unidos). Algún día, espero morir en mi México lindo y querido.

Mi transformación cultural, política e ideológica ha sido marcada profundamente en estos últimos 50 años por las influencias de Los Tigres del Norte. Por ende, fue con mucha emoción y sentimiento que pude presenciar el mejor concierto de mi vida este fin de semana pasado. A mi parecer, han superado a los Beatles o a cualquier otro grupo musical al realmente cambiar y transformar mundos, corazones y derribar muros y barreras. Son unos verdaderos revolucionarios incansables.

¡Que vivan Los Tigres!

El audio en Sound Cloud:

https://soundcloud.com/el-chupacabras-1/los-tigres-del-norte-me-transformaron


Benjamín "El Chupacabras" Reed es programador de varias emisoras en Idaho, Washington y Oregón. También es sonidero, periodista y acatador de buena comida latina. Elchupashow@yahoo.com Su programa: 11-3 pm L-V: www.991laperrona.com

 

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