México exporta cultura, alma… y corazón

Publicado el 22 de mayo de 2025, 7:03

Ayer me tocó presenciar un evento estelar en Sun Valley, Idaho: un espectáculo de bailables, música y cultura con los ritmos autóctonos de varias regiones de México. Un ensamble de docenas de jóvenes que viajan de pueblo en pueblo por Estados Unidos como embajadores de Naima (https://www.naima-nfp.org/) y del gobierno de Jalisco. Su misión es promover la cultura mexicana y fomentar lazos de amistad entre México, Estados Unidos y Canadá. Pero también nos dejaron una buena lección.

Desde hace más de 250 años, Estados Unidos ha sido un país imponente en casi todos los sentidos: economía, influencia, injerencia y cultura. Sin embargo, seamos honestos: de no haber sido por la aportación de los grupos étnicos, la mayoría de la cultura gabacha sería… bastante aburrida. Donald Trump se arremete contra la “diversidad, equidad e inclusión”, factores que claramente enriquecen al país y le dan forma, textura y color (y no, no hablamos del tono pseudoanaranjado del mandatario). Estados Unidos ha exportado al mundo una cultura gastronómica basada en McDonald’s, Burger King y Pizza Hut, además de su Coca-Cola; pero esta es una cultura altamente capitalista que carece de raíces profundas. Claro, hay buena música estadounidense, pero los géneros verdaderamente emblemáticos, como el jazz y el rock and roll, sólo brillan gracias a sus raíces afroestadounidenses. Al final del día, Estados Unidos promueve —especialmente ahora— una cultura mayormente vacía y superficial, afincada en los cuentos de hadas de Hollywood.

Sin embargo, anoche me cayó el veinte: México, a pesar de la influencia de colonizadores del norte, de España y de otros lados, posee algo mucho más valioso —una cultura viva y colorida que jamás se extinguirá del corazón de los connacionales. Claro, hay muchísima variedad entre los estados (lo vi anoche con los bailables y ritmos de Guanajuato, Yucatán y Jalisco), pero hay un hilo conductor que teje un lazo fuerte entre todos: el mariachi. La música ranchera es un género vivo, emotivo y electrizante. Anoche, todos coreaban al unísono los clásicos de Hermoso Cariño, El Rey y México Lindo y Querido. Son himnos inmortales que ponen la piel chinita. Son himnos que derrumban los muros mezquinos y tontos de políticos malévolos, y provocan una lágrima colectiva.

Para los que me conocen, nací en Estados Unidos, pero mi orgullo más grande es ser mexicano nacionalizado. Ver a mis paisanos, quienes me han adoptado y aceptado en su familia con tanto amor, evoca puros sentimientos de amor y solidaridad. Es decir: en México, me hallo. Lo que presencié anoche fue una muestra de la verdadera mexicanidad —un sentimiento que trasciende fronteras, bardas y, a veces, hasta las desventajas que enfrentan muchos de mis paisanos.

Curiosamente, México ahora figura entre las diez naciones más felices del mundo, pisándole los talones a los países nórdicos (https://data.worldhappiness.report/table). Así lo señala el Índice de Felicidad Mundial. Mientras tanto, Estados Unidos enfrenta una profunda crisis existencial, cayendo al lugar 24. México demuestra que tener riqueza material no equivale a tener dicha. Al contrario, una cultura viva, respaldada en amor, tradición y envuelta en una bandera que representa la sangre mestiza, la unión y la independencia, resalta algo más profundo y arraigado en cada paisano. Anoche fue una muestra de la sangre indomable de cada mexicana y mexicano.

Y comprendí que México ha sabido exportar algo mucho más grande: un corazón que late verde, blanco y rojo. Tal como lo dijo la inolvidable Chavela Vargas (otra extranjera nacionalizada mexicana, igual que su servilleta):
“¡Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana!”
(https://www.debate.com.mx/cultura/Los-mexicanos-nacemos-donde-nos-da-la-gana-la-iconica-frase-de-Chavela-Vargas-20221227-0122.html)

#MéxicoenElCorazón #NAIMA

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