

Una vez más, Donald Trump demuestra que su visión del mundo se limita al mapa de sus negocios y al ego de su reflejo. Esta semana, en un desplante de delirio imperial, ofreció a Canadá dos opciones: pagar 61 mil millones de dólares por el acceso al sistema antimisiles “Golden Dome”… o convertirse en el estado número 51 de los Estados Unidos y obtenerlo gratis (1). Sí, gratis, pero a costa de la dignidad, la soberanía y la historia de una nación entera.
La propuesta no solo es ridícula; es una amenaza velada, disfrazada de diplomacia chantajista. El “Golden Dome” es el nuevo juguete carísimo de Trump —un sistema de defensa espacial que costará, según la Oficina de Presupuesto del Congreso de EE.UU., hasta 542 mil millones de dólares en las próximas dos décadas (2). Y ahora pretende que Canadá lo pague… o se arrodille.
Pero Canadá respondió con la frente en alto. En un hecho histórico, el rey Carlos III, en su discurso ante el Parlamento, reafirmó la independencia canadiense con palabras que retumbaron hasta la Casa Blanca:
“The true north is indeed strong and free” (3).
La frase, sacada del himno nacional, no solo rindió homenaje a la historia del país, sino que también fue una clara pedrada a las ambiciones expansionistas de Trump.
El nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, tampoco se quedó callado. Le recordó a Trump en persona:
“Canada is not for sale. Won’t be for sale, ever.” (4)
Una frase lapidaria que representa el sentir de millones de canadienses que, ante el acoso político y económico de su vecino del sur, están más que dispuestos a defender su país con orgullo.
Trump, que ha llamado anteriormente al entonces primer ministro Trudeau “Governor Trudeau” en tono burlón (5), ahora amenaza con absorber a un país soberano como si fuera una compra de supermercado. Su lógica mercantilista reduce las relaciones internacionales a ofertas, castigos y “deals”.
Es evidente que Trump no entiende ni la historia ni la esencia de Canadá. Su visión de un continente bajo un solo estandarte —el suyo— no es más que un eco del colonialismo rancio que las democracias modernas han dejado atrás. El respeto entre naciones no se impone con tarifas ni con amenazas espaciales.
Porque aunque Trump sueñe con cubrir el continente con su “cúpula dorada”, lo cierto es que su propuesta no tiene nada de celestial.
Suena más a una lluvia ácida sobre la soberanía canadiense.
O mejor dicho: puede ser su idea de una golden dome, pero en realidad no es más que una golden shower sobre Canadá.
Fuentes:
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Newsweek – “Donald Trump Makes Canada New Offer To Become 51st State”:
https://www.newsweek.com/donald-trump-makes-canada-new-offer-become-51st-state-2077734 -
Congressional Budget Office estimate on missile defense costs (citada por Newsweek):
https://www.newsweek.com/donald-trump-makes-canada-new-offer-become-51st-state-2077734 -
Politico – “King Charles: ‘The true north is indeed strong and free’”:
https://www.politico.com/news/2025/05/27/king-charles-canada-true-north-00369957 -
Declaración de Carney recogida en el resumen de Politico y Newsweek:
https://www.newsweek.com/donald-trump-makes-canada-new-offer-become-51st-state-2077734 -
Trump ha llamado en múltiples ocasiones a Trudeau “Governor Trudeau,” según reportes previos de su cuenta en Truth Social y declaraciones públicas (ver artículo de Newsweek).
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