Democracia a la mexicana vs. oligarquía a la gringa

Publicado el 2 de junio de 2025, 5:18

Ayer, México hizo historia. Mientras los voceros del viejo régimen—los mismos de siempre: Azcárraga, Salinas Pliego, Claudio X. y sus paniaguados—llamaban al abstencionismo y al caos, el pueblo salió a las urnas y votó con dignidad. Más de 13 millones de mexicanos le dijeron "ya basta" a un Poder Judicial plagado de corrupción, nepotismo y pactos inconfesables.

La presidenta Claudia Sheinbaum lo resumió con claridad y orgullo:

“La elección histórica del Poder Judicial ha sido todo un éxito... México es el país más democrático del mundo.”

Y tiene razón. Porque mientras en Estados Unidos tenemos una Corte Suprema secuestrada por intereses ultraconservadores—llámese Clarence Thomas o Samuel Alito, ambos embarrados hasta el cuello en conflictos de interés y favoritismos a la agenda de Trump—en México el pueblo eligió directamente a jueces y magistrados. Eso no es dictadura, eso es revolución cívica.

📌 Como bien dijo Sheinbaum:

“Si quisiéramos controlar al Poder Judicial, ¿para qué hacer una elección universal? Hubiésemos cambiado la Constitución como se hizo en el pasado.”
Pero no. Esta vez, el poder no se simuló, se entregó al pueblo.

La presidenta no se anduvo por las ramas al desnudar el cáncer del viejo sistema:

“La mitad del Poder Judicial, dicho por su propia presidenta, llegó por nepotismo... no por haber participado en una carrera judicial.”

🗳️ Ayer, México votó por nuevos guardianes de la justicia. No más cuñados, no más amigos de ministros, no más pactos con narcos de cuello blanco.

“No debemos olvidar que el actual Poder Judicial ha favorecido a la delincuencia organizada y liberado miles de millones de pesos a criminales de cuello blanco.”

El mensaje es claro: "Al margen de la ley, nada. Por encima de la ley, nadie.” Esa frase de Juárez vuelve a tomar fuerza en boca de Sheinbaum, pero sobre todo, en las manos del pueblo.

💥 Que tiemblen los de siempre. Que chillen los opinadores que jamás han pisado una casilla. México está dando una lección de participación, de soberanía y de justicia directa. En México, el pueblo eligió por primera vez en la historia a jueces, magistrados y ministros. ¿En EE.UU.? Ahí seguimos con una Corte Suprema vitalicia, dominada por personajes como Clarence Thomas, quien ha recibido viajes de lujo, sobornos disfrazados de favores y ha votado consistentemente a favor de los intereses de Trump y los multimillonarios que lo financian.

📌 The New York Times reveló que Thomas aceptó “regalos” por parte del magnate Harlan Crow, incluyendo viajes en yate, vuelos privados y la compra de propiedades familiares. ¿Consecuencias? Ninguna.
⚖️ ¿Y quién paga el precio? El pueblo. Las mujeres, las minorías, los inmigrantes. La justicia gringa ya no es ciega; sólo está del lado del dinero.
Mientras tanto, los editorialistas fifís y opinólogos de Washington Post o El País acusan a México de “autoritarismo” por permitir que el pueblo vote por sus jueces. ¿En serio?
👉🏼 ¿Quién controla a los jueces gringos? Obvio.
👉🏼 ¿Quién los puede destituir? Casi nadie.
👉🏼 ¿Quién les marca el ritmo? Los donantes millonarios y los cabilderos.

En cambio, en México el mensaje es claro, directo, y con la fuerza de millones:

“El poder en México está en el pueblo, ya no está en unos cuantos.”

🎯 Quien critique esta elección democrática está defendiendo los privilegios de una élite judicial acostumbrada a operar impunemente. No les duele la legalidad. Les duele haber perdido el control.
Así que no vengan con cuentos de que México va hacia el autoritarismo.
Aquí, el pueblo habló.
Aquí, la justicia ya no tiene apellidos.
Aquí, el águila ya no está enjaulada.

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