Menos Migrantes, Más Crisis

Publicado el 11 de junio de 2025, 5:28

Mientras los noticieros se enfocan —y con razón— en los operativos militarizados de deportación que sacuden California, pocos analistas están hablando de lo que realmente está ocurriendo debajo de la superficie: Donald Trump no solo está expulsando inmigrantes, está amputando una parte esencial del motor económico estadounidense. El costo real de su cruzada anti-inmigrante no solo se mide en vidas separadas, sino en empleos perdidos, inflación, y una economía cada vez más frágil.

📉 La tormenta perfecta: menos trabajadores, más inflación

El viernes pasado, agentes federales, armados y vestidos para la guerra, irrumpieron en un mayorista de ropa en Los Ángeles, mientras manifestantes intentaban frenar las redadas. Ese mismo día, el Departamento de Trabajo publicaba su informe mensual, señalando que la fuerza laboral estadounidense se redujo nuevamente en mayo, con la caída más pronunciada en trabajadores extranjeros desde el inicio de la pandemia en 2020.
(Fuente: Fortune, 8 de junio de 2025)

Según Deutsche Bank, desde la toma de posesión de Trump, los encuentros en la frontera suroeste cayeron de un promedio de 200,000 al mes (entre enero de 2022 y junio de 2024) a solo 12,000.
George Saravelos, jefe de investigación de divisas en Deutsche Bank, advierte que:
"Mientras todos miran el impacto de los aranceles, la verdadera historia es el colapso de la inmigración: una caída de más del 90% respecto a años anteriores, equivalente a una pérdida de más de 2 millones de personas en la fuerza laboral."
(Fuente: Deutsche Bank, citado por Fortune, 2025)

📊 El impacto ya se siente en el dólar, la inflación y el crecimiento

El derrumbe de la inmigración es un golpe de oferta sostenido —mucho más dañino que los aranceles— y está debilitando al dólar mientras golpea los precios al consumidor. Deutsche Bank advierte que si esta tendencia continúa, el impacto negativo sobre la moneda y la inflación será inevitable:
"El año pasado advertíamos que EE.UU. gozaba de un crecimiento sólido gracias a una alta inmigración. Ahora, con la caída de inmigración, sucederá lo contrario."
(Fuente: Deutsche Bank, 2025)

Morgan Stanley, por su parte, prevé que para fines de año el número de nuevos empleos necesarios para mantener estable el desempleo caerá a 90,000 al mes, debido a la reducción de inmigrantes deportados y al menor crecimiento poblacional.
(Fuente: Morgan Stanley, 2025)

🏗️ Sin inmigrantes, el país no crece

Un estudio conjunto de FWD.us y la Universidad George Mason fue todavía más claro:
"La mejor estrategia de crecimiento para EE.UU. es aumentar la inmigración".
El informe concluye que, sin inmigración, la población en edad de trabajar en EE.UU. se reducirá 11% para el 2040, condenando al país al estancamiento económico. Por el contrario, aumentar la inmigración legal en 50% permitiría un incremento del PIB per cápita de hasta 40%.
(Fuente: FWD.us & George Mason University, mayo 2023; autores: Justin Gest, R. Andrew Butters, Erin Hoffman, Annie Hines, Ethan Sharygin)

Los mismos sectores que hoy enfrentan escasez de personal —construcción, salud, hospitalidad, agricultura— son precisamente los que más dependen de los trabajadores inmigrantes. La falta de personal genera aumentos salariales artificiales, que rápidamente se traducen en inflación, con un costo promedio adicional de $1,500 dólares anuales por familia.
(Fuente: FWD.us, 2023)

🇲🇽 El precio político de la xenofobia

La obsesión de Trump con deportar trabajadores indocumentados no solo es moralmente cuestionable; es un disparo económico en el pie. Sin trabajadores, no hay producción. Sin producción, hay escasez. Y con escasez, los precios suben. Así de simple.

Mientras Trump sigue agitando la bandera del nacionalismo económico, los datos pintan un panorama claro: sin inmigración, la economía estadounidense se asfixia lentamente. Lo dijo Bernie Sanders hace poco:
"La verdadera amenaza no son los inmigrantes, es la concentración de poder en manos de quienes quieren dividirnos para enriquecerse aún más."

Es hora de que el país despierte: la prosperidad estadounidense siempre ha estado —y sigue estando— construida sobre el trabajo de millones de inmigrantes.

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