
A pesar de la falta de evidencia clara, del riesgo de arrastrar a países aliados a una posible Tercera Guerra Mundial y sin contar con la autorización constitucional del Congreso —el único con autoridad para declarar la guerra—, Donald Trump hizo lo impensable el sábado por la noche. Ordenó ataques contra tres supuestas instalaciones nucleares subterráneas en Irán, instigado por su eterno titiritero, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
Durante meses, Trump —con la complicidad de su yerno Jared Kushner, íntimo de Netanyahu— hizo creer a Irán que estaba dispuesto a negociar. Pero todo fue un montaje. Detrás del telón, se preparaba un bombardeo con aviones B-2 y bombas anti-búnker. Lo más irónico: ni siquiera los jefes del Estado Mayor están seguros del daño real causado. Las instalaciones estaban vacías. Y todo indica que este ataque no fue reacción a una amenaza, sino una provocación cuidadosamente ensayada con Israel desde hace más de un año.
Lo confirma el exinspector de armas de la ONU y exmarine Scott Ritter:
“Irán estaba en medio de negociaciones para resolver todos los temas que podrían percibirse como amenazas. No existía un peligro inminente. Además, se ha confirmado que los sitios atacados —Isfahan, Natanz y Fordow— estaban vacíos. Las operaciones nucleares ya habían sido trasladadas a otros lugares.
El ataque, entonces, no tuvo ningún impacto en la capacidad nuclear de Irán.
Se ha revelado que esta operación, en coordinación con Israel, fue planeada hace más de un año y ensayada conjuntamente. No fue una respuesta espontánea. Fue un acto premeditado sin valor militar.
En esencia, fue puro teatro político.
Y cualquier comandante que haya puesto en riesgo vidas estadounidenses por semejante show debería perder su rango y ser expulsado del servicio.”
(Scott Ritter, vía Facebook: https://www.facebook.com/share/p/1MySJUaAQw/)
🇺🇸💣 Lo dijo Robert Reich, exsecretario de Trabajo y lúcido analista político: “Un solo hombre —Donald J. Trump— ha soltado a los perros de la guerra contra uno de los países más peligrosos del mundo, sin el consentimiento del Congreso, sin el apoyo de nuestros aliados y sin una explicación clara al pueblo estadounidense”.
En su columna “The Dogs of War” (https://robertreich.substack.com/p/the-dogs-of-war), Reich hace una advertencia brutal: si alguien aún dudaba que Trump pretende sustituir la democracia estadounidense con una dictadura, este acto debería disipar toda duda. Lo que estamos presenciando no es solo una crisis diplomática. Es el acto de un autócrata desesperado.
Trump necesitaba una distracción. Ha fracasado en su guerra comercial. Ha perdido el control del tema migratorio. Su “gran y hermoso” proyecto de ley se derrumba. Las protestas “No Kings” lo ridiculizan. Y su intento de revivir la narrativa del macho fuerte requería pólvora.
¿Irán está desarrollando armas nucleares? Según la inteligencia de EE.UU., no. En marzo, la directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard, declaró al Congreso que el líder supremo de Irán no ha reactivado su programa nuclear desde 2003. Pero Trump ignoró esa evaluación y despidió a media plantilla del Consejo de Seguridad Nacional. Hoy, su política exterior la manejan ideólogos leales pero sin experiencia: Marco Rubio, JD Vance, Stephen Miller, Steve Bannon, y un exdesarrollador de bienes raíces como enviado al Medio Oriente.
El resultado: un ataque que no cambia la situación nuclear de Irán pero sí abre la puerta al caos regional, a represalias económicas —como el cierre del Estrecho de Ormuz—, o incluso a acciones terroristas.
La gran pregunta ahora es: ¿quién va a frenar a Trump? ¿Tendrá el Congreso el valor de invocar la Ley de Poderes de Guerra para exigir un voto? ¿O seguirán los republicanos encubriendo los impulsos de un caudillo?
Shakespeare lo advirtió en Julio César, cuando Marco Antonio dijo: “¡Gritad ‘Havoc!’, y soltad a los perros de la guerra”. Hoy, esos perros están sueltos. Y quien los liberó no fue un emperador romano, sino un presidente con delirios imperiales y sed de venganza.
🎙️ #ElChupacast estará aquí para ladrar, morder y denunciar cada mentira envuelta en bandera. Porque esta guerra no es por seguridad. Es por poder.
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