EL NARIZÓN DE MAR-A-LAGO

Publicado el 13 de noviembre de 2025, 5:27

el fantasma de epstein desde la tumba: DOCUMENTOS, MENTIRAS Y UN PRESIDENTE QUE YA HUELE A IMPUTACIÓN

En 2018, Stormy Daniels escribió en Full Disclosure que la “hombría” de Donald Trump era “más chica que el promedio”. Mientras medio planeta se reía del “hongo” presidencial, lo realmente importante no estaba ahí abajo, sino más arriba: la nariz. Porque con la publicación de miles de páginas de los archivos de Jeffrey Epstein, lo que salta a la vista es que Trump tiene un hocico de Pinocho profesional: cada nueva revelación lo desmiente y lo deja como lo que es, un mentiroso patológico.

Cuando los correos hablan, las mentiras se caen

Trump ha repetido hasta el cansancio que rompió con Epstein “hace décadas”, que lo expulsó de Mar-a-Lago y que no sabía absolutamente nada sobre sus crímenes.
Los documentos publicados esta semana lo dejan en ridículo.

En un correo de 2011 a Ghislaine Maxwell, Epstein escribe:

Inglés: “i want you to realize that that dog that hasn’t barked is trump… [VICTIM] spent hours at my house with him, he has never once been mentioned.”
Español: “Quiero que te des cuenta de que ese perro que no ha ladrado es Trump… [VÍCTIMA] pasó horas en mi casa con él, y jamás ha sido mencionado ni una sola vez.”

En otro correo de 2019 al escritor Michael Wolff, Epstein es todavía más claro:

Inglés: “of course he knew about the girls as he asked Ghislaine to stop.”
Español: “Por supuesto que él sabía sobre las chicas, ya que le pidió a Ghislaine que se detuviera.”

Y en un intercambio de 2017 sobre con quién pasará Thanksgiving, Epstein enumera a los presentes y suelta:

Inglés: “david fizel, hanson, trump.”
Español: “David Fizel, Hanson, Trump.”

Estos correos, publicados por los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara y confirmados por HuffPost y The New York Times, contradicen directamente la narrativa oficial de Trump de que no tuvo relación significativa con Epstein después de los 2000 ni conocía detalles de su conducta con menores.

La defensa delirante del Palacio Naranja

La Casa Blanca respondió con el libreto de siempre: gritar “montaje”, acusar a los demócratas de “seleccionar correos” y refugiarse en que Virginia Giuffre (víctima que se suicidó en este año) dijo que Trump no hizo nada indebido en su presencia.

El problema es que nada de eso borra el contenido de los correos:

  • Epstein diciendo que Trump pasó horas en su casa con una víctima.

  • Epstein afirmando que Trump “sabía sobre las chicas” y que le pidió a Ghislaine (asistente de Epstein) que parara.

  • Evidencia de contacto social y preocupación política por no ser mencionado.

Si eso es “nada”, entonces la gravedad tampoco existe.

Adultos vs. menores: el doble rasero obsceno

Bill Clinton fue llevado a impeachment por una relación sexual con otra persona adulta y por mentir al respecto.
No estamos hablando de menores, ni de una red de tráfico sexual, ni de grooming de adolescentes vulnerables.

Trump, en cambio, aparece mencionado en correos de un depredador sexual convicto que estaba explotando menores de edad, en el contexto de una operación de abuso sistemático. No se le acusa de haber abusado directamente, pero sí de haber sabido, de haber estado presente, y luego de haber mentido.

Que el sistema político haya considerado digno de impeachment un affair con otra persona adulta, pero cierre filas cuando se trata de mentiras vinculadas a un escándalo de explotación de menores, dice mucho más del cinismo de Washington que de cualquier discurso sobre “valores familiares”.

Sus lacayos: cómplices por omisión cobarde

Durante meses, los republicanos bloquearon la liberación completa de los archivos de Epstein.
Pam Bondi salió hace cuatro meses a declarar que el tema estaba “cerrado”.
Cerrado… hasta que los correos aparecieron y el mito se empezó a desmoronar.

La realidad:

  • Fueron los demócratas (al igual que el republicano Thomas Massie) en el Comité de Supervisión quienes empujaron los subpoenas.

  • Fue necesaria la suma de firmas —incluida la de Adelita Grijalva— para forzar una votación en la Cámara sobre la publicación de los archivos.

  • Y mientras tanto, el propio Trump presionaba para frenar esa votación.

Si no tuvieran miedo de lo que hay en esos documentos, no habrían hecho tanto circo para ocultarlos.

Impeachment ya: o aceptamos que la impunidad es ley

No estamos frente a un chisme barato. Estamos frente a:

  • Un presidente que mintió sobre su relación con un depredador sexual de menores.

  • Correos que sugieren que sabía de la existencia de “las chicas” y pidió que pararan… pero jamás dijo nada a las autoridades.

  • Una administración que frenó la entrega de archivos y consintió un trato preferencial para Ghislaine Maxwell, mientras las víctimas siguen enterradas en notas al pie.

Si Estados Unidos pretende todavía llamarse una democracia que protege a la infancia y respeta el estado de derecho, la conclusión es obvia:

El Congreso debe abrir un proceso de impeachment contra Donald Trump.
No por chismes, no por moralismo barato, sino por mentiras, encubrimiento político y la negativa a transparentar completamente el expediente de uno de los casos de abuso de menores más graves de nuestra era.

Si no lo hace, el mensaje es brutalmente claro:
En este país, puedes encubrir a un depredador de menores y mentir al respecto… siempre y cuando te llames Donald Trump y tengas al Partido Republicano de rodillas a tus pies.

Referencias

 

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