EL CÁRTEL DE LA SALUD: DONDE LA ENFERMEDAD ES UN LUJO Y LA VIDA UN CRÉDITO

Publicado el 12 de noviembre de 2025, 6:06

Hace apenas un día recibí la carta que resume toda la podredumbre del sistema estadounidense: el intercambio de salud de Idaho me rechazó. Gracias al famoso One Big Beautiful Bill y al desmantelamiento de los subsidios, no califico para ninguna póliza decente. ¿La alternativa? Un plan “Bronze” con deducible de 10 000 dólares y una mensualidad de 1 300 dólares. ¡Una hipoteca solo por el derecho a no morir!

Y ahora Trump —el vendedor de humo profesional— presenta su “gran solución”:
“Trumpcare”, una joya de cinismo donde el gobierno ya no negociaría con aseguradoras sino que “entregaría el dinero directo al pueblo” para que cada quien compre su seguro “como emprendedor”.

¡Qué maravilla! ¡Una subasta de salud!
Como reportó The Guardian, el plan eliminaría la estructura del Affordable Care Act y dejaría a millones a la deriva, pagando primas duplicadas o sin cobertura alguna (The Guardian, 8 de noviembre de 2025).

Según Politico, expertos advierten que sin subsidios ni regulación, el sistema colapsaría por “selección adversa”: los sanos se retirarían, los enfermos quedarían atrapados y las aseguradoras abandonarían el mercado (Politico, 11 de noviembre de 2025).
El resultado sería el mismo de siempre: pobres sin atención, familias endeudadas, y los de arriba brindando con champaña mientras las acciones de las aseguradoras suben.

Trump llama a eso “libertad”. Pero la única libertad real es la de morirte más rápido si eres pobre.

En mi caso, la historia es personal. Hace años tuve pancreatitis y, aun con seguro, terminé en bancarrota por 174 000 dólares. Hoy temo quedar “comando”, sin cobertura. Y recuerdo con rabia los días en Argentina o México, donde podía ir al hospital público, recibir atención y medicinas sin hipotecar mi alma.

Estados Unidos se jacta de ser la nación más avanzada, pero su sistema médico es una máquina de exprimir enfermos. No hay red de seguridad, solo trampas de deuda. Y cada reforma “republicana” la empeora: Rick Scott —el mismo que dirigió una empresa acusada de fraude en Medicare— ya está escribiendo el nuevo proyecto de “Trumpcare”. No es reforma: es saqueo institucionalizado.

La solución no es dar cheques para que el pueblo “negocie su propia miseria”. Es instaurar un sistema de pagador único: un modelo como el que propone Bernie Sanders, donde una contribución del 4 % sobre ingresos cubra atención médica universal. Se acabaría el laberinto de primas, deducibles y aseguradoras chupasangre. Lo que hay ahora no es “mercado libre”: es un cártel de salud, con Wall Street como capo y los ciudadanos como rehenes.

En países civilizados, la salud es un derecho. En Estados Unidos, es una apuesta.
Y mientras los políticos venden la ilusión del “emprendimiento médico”, la verdad duele: el sistema mata, no cura.

Porque en este país, si te enfermas y eres pobre, no necesitas médico…
Necesitas un milagro.


 

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