
El círculo íntimo de Trump está que revienta de rabia. Y con razón: las protestas de No Kings Day le reventaron su circo militar de cumpleaños de 45 millones de dólares en la cara. Mientras el país entero tomaba las calles con fuerza, energía y verdadero sentido democrático, Trump saludaba a banquetas vacías como el payaso narcisista que es.
Aunque su ego inflado asegura que 250 mil personas asistieron, las cifras serias lo reducen a un patético grupo de 20 mil. Mientras tanto, en 2,100 ciudades y pueblos de todo EE.UU., millones alzaron la voz contra el autoritarismo trumpista. Los cálculos apuntan a 5 o 6 millones de manifestantes. Traducido a números que sí importan: por cada fanático de Trump, hubo 300 ciudadanos diciéndole basta.
Y es que sus políticas —desmantelando servicios públicos, deportando miles cada día, azuzando el odio y el divisionismo— no representan a la mayoría. Representan su delirio.
Un servidor y mi hijo, "El Chupacabritas", marchamos en nuestra protesta local. Aquí, en uno de los estados más retrógradas de la Unión, donde los demócratas apenas tienen 15 de 105 escaños legislativos, fuimos testigos de algo mucho más grande que un simple mitin partidista: un verdadero mosaico de resistencia. Gente de todos los colores: defensores de los derechos LGBTQ+, activistas por Palestina, simpatizantes verdes, y ex-trumpistas que despertaron del lavado de cerebro. Caminamos junto a una mujer que llevaba un letrero demoledor: “Divorciándome de Trump.”
Las imágenes fueron demoledoras. La energía, brutal. Pero no nos hagamos ilusiones: un mitin no es suficiente. Sirve como el grito inicial. Ahora viene lo que realmente importa:
1️⃣ Registro masivo de votantes. El 36% del electorado se quedó de brazos cruzados en 2024. Trump ganó con apenas el 31.4% de los registrados. El verdadero triunfador fue la apatía. La democracia muere cuando su gente se queda en casa.
2️⃣ Reforma electoral YA. En Idaho el juego está amañado desde las primarias cerradas, donde vota el 28% de los republicanos, y ahí mismo cocinan al ganador de la general. Necesitamos primarias abiertas, voto por rangos, y financiamiento público que saque al dinero sucio corporativo del proceso.
3️⃣ Presión constante. Dos horas de marcha no cambian nada si después nos dormimos. Hay que agitar —sí, agitar— a los farsantes de Washington y de cada estado. Llamadas, textos, redes, plantones. Que sientan el calor cada día. No nos van a domar.
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