
Durante la campaña del año pasado, Trump se burlaba sin piedad de la edad y la salud mental de Biden. Lo llamaba “débil”, “senil”, “incapaz de gobernar”. Pero en 2025, los reflectores se voltearon: el que luce cansado, hinchado y cubierto de moretones… es Donald Trump. Y ahora el país entero se pregunta: ¿está demasiado enfermo para gobernar? ¿Y quién diablos está esperando en la banca? Nada menos que JD Vance, listo para heredar el trono MAGA y volverlo todavía más oscuro.
La novela del “hombre más sano del planeta”
Trump jura a gritos que “¡NUNCA ME HE SENTIDO MEJOR EN LA VIDA!”, pero las imágenes cuentan otra historia: manos moradas, piernas inflamadas y un presidente desaparecido durante todo un fin de semana largo, justo cuando suele escapar a sus resorts de golf. Garrett Graff, exeditor de Politico, soltó la bomba: “hay suficiente humo para preguntar si ya hay fuego en la salud de Trump” (HuffPost).
¿La explicación oficial? Que los moretones son por “tanto apretón de manos” y que el aspirinazo diario es “prevención”. ¿De veras? Entonces, ¿por qué está encerrado en la Casa Blanca, escondido de las cámaras, y usando gorra y sin corbata en la Oficina Oval como si fuera domingo de cruda?
Mientras tanto, en redes, las teorías vuelan: que si su pierna podría ser amputada, que si sufre mini-derrames cerebrales (TIA), que si la cara se le ve caída. Y claro, su estilo de escribir TODO EN MAYÚSCULAS en Truth Social no hace sino reforzar la idea de un hombre histérico, desesperado por convencer que sigue en pie (Irish Star).
Hasta la televisión rusa se burló: Vladimir Solovyov dijo que “la reina británica también tenía un moretón y luego murió” y se preguntó si los videos de Trump jugando golf no son refritos de hace meses (Newsweek).
JD Vance: ¿el heredero más peligroso?
Si Trump se desploma rumbo al “lago de fuego y azufre” que tanto predican sus pastores MAGA, el relevo está claro: su vicepresidente, JD Vance. Y aquí es donde el cuento se pone más tétrico.
Vance no es el payaso showman que distrae con tweets furiosos y discursos de estadio. Vance es calculador, frío, con un plan ideológico. Influenciado por intelectuales de la “Dark Enlightenment” como Curtis Yarvin, sueña con reemplazar la democracia con estructuras autoritarias donde la élite gobierna sin frenos (The Guardian).
En lo económico, promete populismo con colmillos: subir aranceles, hasta castigar a universidades con impuestos. Pero en lo social, es un cruzado ultraconservador. Y en inmigración, se cuelga de bulos racistas como lo de haitianos comiendo gatos en Ohio (Vanity Fair).
El detalle más escalofriante: Vance no se conforma con gritar slogans. Busca incrustar este proyecto en instituciones, leyes y think tanks financiados por multimillonarios como Peter Thiel. Trump era caos y espectáculo. Vance sería sistema y permanencia. MAGA 2.0, pero con cemento armado.
Conclusión de tabloide: peor el remedio que la enfermedad
Así que, ojo: Trump puede estar colapsando físicamente, pero si se nos muere en el trono, lo que viene es peor. Con Vance no habría circo para las cámaras, sino un plan maquiavélico de rediseño autoritario. Menos memes, más poder estructural. Y eso sí que debería helar la sangre.
Fuentes:
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Garrett Graff, HuffPost: “It’s Time To Have A Serious Conversation About Trump’s Health” (2025).
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Newsweek: “Russia’s Vladimir Solovyov Fuels Trump Health Rumors” (2025).
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Irish Star: “Trump’s Attempt To Dismiss Health Concerns Backfires” (2025).
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The Guardian: “JD Vance’s ideological influences” (2024).
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Vanity Fair: “JD Vance’s Extreme Political Positions” (2024).
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Washington Post, Financial Times, Politico, People Magazine.
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