
La detención de Tyler Robinson, joven de 22 años acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Charlie Kirk, debería haber sido un momento de reflexión nacional. En cambio, Donald Trump ha preferido utilizar la tragedia como combustible político, atacando a la izquierda y alimentando la polarización que tanto lo beneficia.
Robinson, que se entregó el viernes en el sur de Utah, se encuentra bajo custodia enfrentando cargos de asesinato agravado【HuffPost†source】. Criado como mormón conservador, Robinson provenía de una familia republicana y con simpatías abiertas hacia Trump: su abuela recuerda que toda la familia era “MAGA”. Sin embargo, su perfil ideológico es difuso. Algunos medios lo han vinculado a la extrema derecha Groyper ligada a Nick Fuentes【MSN†source】, mientras otros apuntan a que comenzó a deslizarse hacia posturas más izquierdistas. Lo cierto es que no hay pruebas concluyentes sobre su motivación, aunque las autoridades hallaron casquillos grabados con mensajes antifascistas y referencias a videojuegos【The Independent†source】. El gobernador Spencer Cox confirmó que Robinson había expresado desagrado hacia Kirk antes del evento en la Universidad de Utah Valley.
Frente a esta complejidad, Trump ha elegido el camino más simple y peligroso: señalar a “la izquierda” como la culpable. “If you look at the problem, the problem is on the left. It’s not on the right… the problem we have is on the left”, dijo el domingo a reporteros, antes de calificar a sus críticos como “the scum that speaks so badly of our country”【HuffPost†source】. No esperó resultados de las investigaciones: desde antes de la captura de Robinson ya culpaba a “la radical left” por el asesinato de su aliado político.
Lo más alarmante es que el gobierno federal, bajo órdenes de Trump, amenaza con exportar esta lógica autoritaria a la política migratoria. El subsecretario de Estado Christopher Landau declaró que se podrían revocar visas o negar la entrada a extranjeros que “alaben, racionalicen o minimicen” la muerte de Kirk【Reuters†source】【The Guardian†source】. En otras palabras: censura global preventiva disfrazada de política consular.
Se trata de un patrón conocido: Trump no gobierna, incendia. Cada tragedia se convierte en oportunidad para radicalizar a sus seguidores y demonizar a sus opositores. Ya lo vimos tras el asalto al Capitolio en 2021, cuando relativizó la violencia de los suyos, y lo repetimos hoy con un discurso que describe a millones de estadounidenses como “enemigos internos” solo por disentir.
La paradoja es evidente. Mientras Robinson podría haber estado vinculado a subculturas de extrema derecha en internet —los mismos círculos que participaron en el asalto del 6 de enero【MSN†source】—, Trump desvía la atención y fabrica un enemigo imaginario en “la izquierda”. Esta estrategia de distorsión no solo erosiona la confianza pública en la justicia, también justifica medidas represivas contra la disidencia y los inmigrantes.
En realidad, el caso Robinson es más complejo que la caricatura de Trump. Su familia lo describe como un joven tímido, sin historial de violencia ni de tenencia de armas. Pero los investigadores han encontrado evidencia contradictoria: mensajes en Discord, balas grabadas con consignas políticas y la recuperación de un rifle Mauser cerca del campus universitario【The Independent†source】. La justicia deberá esclarecer qué lo llevó a disparar contra Kirk ante miles de personas.
Mientras tanto, Trump sigue usando frases que recuerdan más a un caudillo que a un presidente. “We’ll see. We’ll be announcing. They’re already under investigation”, dijo respecto a supuestos grupos de izquierda que, según él, ya están bajo pesquisa federal【HuffPost†source】. No mencionó nombres, porque no los tiene. Lo importante para él no es la verdad, sino mantener la narrativa de un país dividido entre “patriotas” y “traidores”.
Lo que está en juego tras el asesinato de Kirk no es solo la vida de un activista conservador, sino la salud democrática de Estados Unidos. Convertir una investigación penal en herramienta para perseguir ideologías, revocar visas o estigmatizar a la disidencia es un camino autoritario. Y Trump lo recorre con entusiasmo, a costa de avivar más odio y desinformación en un país que ya sangra por la polarización.
Referencias:
-
HuffPost, Charlie Kirk Assassination Updates【HuffPost†source】
-
MSN, Was Tyler Robinson a Groyper?【MSN†source】
-
The Independent, Family of Tyler Robinson speaks out【The Independent†source】
-
Reuters / The Guardian, declaraciones de Christopher Landau sobre visas【Reuters†source】【The Guardian†source】
Añadir comentario
Comentarios
Es increíble que el presidente este gobernando con tantas mentiras en país que se autonombea honesto, y más aún que sus seguidores no quieran abrir los ojos ante tan grande corrupción, viendo como su Dios se enriquece al mismo tiempo que no respeta su constitución evadiendo así sus delitos y libra dose de pagar como un ciudadano normal, ojalá y aún tengan tiempo de despertar y evitar un poco la catástrofe que se viene...