
Día tras día me siento como un disco rayado. En esta era de Trump, uno intenta advertir sobre los peligros que amenazan la libertad de expresión en Estados Unidos y, sin embargo, las piezas encajan siempre hacia la misma dirección: más represión, menos libertad. La trágica muerte de Charlie Kirk parece haberse convertido en un “Turning Point” —en más de un sentido— para justificar la demolición del derecho constitucional a disentir.
El discurso oficial: libre expresión bajo asedio
Apenas horas después del asesinato de Kirk, Donald Trump abrió fuego verbal contra la Primera Enmienda:
“My administration will find each and every one of those who contributed to this atrocity… including the organizations that fund it and support it.”
(“Mi administración encontrará a cada uno de los que contribuyeron a esta atrocidad… incluidas las organizaciones que la financian y apoyan”)【NBC New York†source】.
Ese “todos” abarca demasiado. De hecho, un día después, la procuradora general Pam Bondi se encargó de ir más lejos. En entrevista con The Katie Miller Podcast, soltó sin matices:
“There’s free speech and then there’s hate speech. You can’t have that hate speech in the world in which we live. There is no place, especially now, especially after what happened to Charlie, in our society.”
(“Hay libertad de expresión y luego hay discurso de odio. No puedes tener ese discurso de odio en el mundo en el que vivimos. No hay lugar, especialmente ahora, después de lo que le pasó a Charlie, en nuestra sociedad”)【NBC New York†source】.
Lo que Bondi intentó rectificar horas después como “una referencia a amenazas violentas” ya estaba dicho. El mensaje quedó claro: el Departamento de Justicia bajo Trump considera “discurso de odio” aquello que choque contra su narrativa.
El giro autoritario
No es coincidencia que Trump aprovechara las declaraciones de Bondi para atacar a la prensa. Al ser cuestionado por Jonathan Karl, corresponsal de ABC News, sobre si la “cacería” contra discursos indeseados no vulneraba la Primera Enmienda, Trump respondió con veneno personal:
“We’ll probably go after people like you because you treat me so unfairly. It’s hate. You have a lot of hate in your heart. Maybe they’ll have to go after ABC.”
(“Probablemente vayamos tras personas como tú porque me tratas de manera tan injusta. Es odio. Tienes mucho odio en tu corazón. Tal vez tengan que ir tras ABC”)【MSN†source】.
No se trata ya de vigilar amenazas, sino de criminalizar preguntas incómodas. Trump no oculta su desprecio hacia los medios: presume demandas multimillonarias contra The New York Times y otras corporaciones de prensa. El lunes presentó una querella de 15 mil millones de dólares contra el Times y la editorial Penguin Random House, acusándolos de difamación:
“Defendants maliciously published the Book and the Articles knowing that these publications were filled with repugnant distortions and fabrications about President Trump.”
(“Los acusados publicaron maliciosamente el libro y los artículos sabiendo que esas publicaciones estaban llenas de distorsiones y fabricaciones repugnantes sobre el presidente Trump”)【MSN†source】.
En su red Truth Social, Trump lo resumió con grandilocuencia:
“Today, I have the Great Honor of bringing a $15 Billion Dollar Defamation and Libel Lawsuit against The New York Times… I view it as the single largest illegal Campaign contribution, EVER.”
(“Hoy tengo el gran honor de presentar una demanda de 15 mil millones de dólares por difamación y calumnias contra The New York Times… Lo considero la mayor contribución ilegal de campaña de la historia”)【MSN†source】.
El peligro del precedente
La ironía es brutal. El propio Charlie Kirk escribió en X el año pasado:
“Hate speech does not exist legally in America… ALL of it is protected by the First Amendment. Keep America free.”
(“El discurso de odio no existe legalmente en Estados Unidos… TODO está protegido por la Primera Enmienda. Mantengamos libre a Estados Unidos”)【NBC New York†source】.
Hoy, su muerte es utilizada como excusa para lanzar una cruzada contra el mismo principio que él defendía. La línea entre “odio” y “disenso” queda en manos del poder, y eso abre la puerta al silenciamiento arbitrario.
No todos en la derecha aplauden. El comentarista Mike Cernovich calificó a Bondi de “no estar lista para este momento”【NBC New York†source】. Incluso el presidente de la Cámara, Mike Johnson, advirtió que la tradición estadounidense es no censurar “puntos de vista desfavorecidos”【NBC New York†source】. Pero la maquinaria ya está en marcha: desde despidos de profesores por publicaciones críticas hasta llamados de Stephen Miller para usar “todos los recursos del gobierno” contra organizaciones de izquierda【NBC New York†source】.
Sotomayor: una voz de sensatez
En medio de este ambiente cargado de venganza y oportunismo político, una reacción resuena con cordura: la de la jueza Sonia Sotomayor. Refiriéndose a propuestas para criminalizar expresiones bajo la etiqueta de “odio”, lanzó un dardo preciso:
“The thing that gets to me is every time I listen to a lawyer-trained representative saying we should criminalize free speech in some way. I think to myself: ‘That law school failed.’”
(“Lo que me molesta es que cada vez que escucho a un representante con formación jurídica decir que deberíamos criminalizar la libertad de expresión de alguna manera, pienso para mí: ‘Esa facultad de derecho fracasó’”)【HuffPost†source】.
Esa frase debería ser el epitafio de esta ofensiva contra la Primera Enmienda. Porque si en nombre de Charlie Kirk lo que se construye es una mordaza nacional, la libertad estadounidense —esa que tanto presumen— habrá quedado reducida a cenizas.
Fuentes
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NBC New York: "Pam Bondi: DOJ Targeting Hate Speech"
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MSN: "Trump tells ABC’s Jonathan Karl ‘we’ll go after people like you’"
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MSN: "Trump files $15 billion defamation lawsuit against The New York Times"
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HuffPost: "Sotomayor: Presidents Are Not Kings"
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