Charlie Kirk: Un mártir para MAGA

Publicado el 22 de septiembre de 2025, 6:11

La ceremonia en honor a Charlie Kirk, realizada en el estadio de los Arizona Cardinals, mostró dos caras de la tragedia. Por un lado, la humanidad de Erika Kirk, quien en medio del dolor declaró: “Perdono al hombre que mató a mi esposo. Charlie quería salvar jóvenes como él”. Palabras de una mujer de fe que buscó alivio en la compasión. Por otro, la maquinaria política de Trump y su círculo más cercano, que transformaron el luto en un mitin cargado de odio y revancha.

El presidente Trump aprovechó el púlpito para dejar claro lo que lo diferencia de Kirk: “Él no odiaba a sus oponentes… yo sí los odio, y no quiero lo mejor para ellos”. Una confesión brutal que deja ver la lógica de su segundo mandato: venganza, no unidad.

La puesta en escena no fue accidental. Stephen Miller, maestro de la retórica supremacista, habló de “defender la civilización” y de “los enemigos” que nada construyen. Su discurso no era de consuelo, sino de guerra cultural. Trump lo secundó prometiendo represalias contra críticos, periodistas y opositores políticos. No fue un funeral: fue la institucionalización del odio como política de Estado.

En medio de este ambiente, Robert F. Kennedy Jr., hoy secretario de Salud, cruzó una línea grotesca: comparó a Kirk con Jesucristo. “Cristo murió a los 33, Charlie a los 31; ambos cambiaron la historia”. El paralelismo no sólo es una blasfemia, es también una manipulación emocional para canonizar a un activista que construyó su fama sobre la propaganda derechista. Kirk podrá ser considerado un símbolo del movimiento conservador juvenil, pero no es un redentor. La exaltación mesiánica de Kennedy Jr. revela la deriva sectaria de un gobierno que confunde política con religión.

El contraste fue abismal: mientras Erika ofrecía perdón, Trump y Miller ofrecieron odio. Mientras la viuda pedía compasión, el presidente declaraba la guerra a sus enemigos. Y mientras la nación esperaba un mensaje de unidad, el gobierno insistió en avivar la hoguera de la polarización.

Charlie Kirk murió joven, víctima de una violencia que refleja la fractura de Estados Unidos. Pero su memoria ha sido secuestrada: en lugar de invitar a la reconciliación, la Casa Blanca lo erige como mártir de un movimiento que predica venganza. El verdadero legado que quedó claro en su memorial no fue el de Kirk, sino el de Trump: un presidente que gobierna con odio, que divide con cálculo y que cada día arrastra al país hacia un abismo autoritario.


Fuentes:

  • The Guardian: Erika Kirk declara que perdona al asesino de su esposo【web†source】

  • Associated Press: Trump llama a Kirk “mártir por la libertad” y admite odiar a sus oponentes【web†source】

  • AP News: Crónica del funeral, discursos de Stephen Miller【web†source】

  • 997 WPRO: Robert F. Kennedy Jr. compara a Kirk con Jesucristo【web†source】

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