
Ayer Donald Trump tuvo su momento Peña Nieto. Igual que aquel episodio en el que Enrique Peña Nieto tartamudeó con la palabra infrastructure, Trump no pudo pronunciar “acetaminophen”, el nombre químico del paracetamol o Tylenol. La diferencia es obvia: Peña Nieto no dominaba el inglés; Trump, en cambio, nació en Queens. Su idioma natal es el inglés y aun así se ahogó con la sílaba. Y como si no bastara con ese espectáculo bochornoso, el presidente soltó un torrente de disparates venenosos sobre el autismo.
Trump declaró que el Tylenol en el embarazo “aumenta mucho el riesgo” de autismo. Esto es falso. La FDA ha sido clara: no existe evidencia causal entre acetaminofén y autismo【Healthline, 2025】. Lo que sí existe son asociaciones débiles, contradictorias y sujetas a más investigación. El estudio más grande y riguroso hasta la fecha —2.5 millones de niños en Suecia, publicado en JAMA en 2024— no encontró ningún vínculo significativo cuando se controlaron factores familiares【Healthline, 2025】.
¿De dónde saca Trump estas teorías? De su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., el mismo hombre que ha dedicado décadas a propagar el mito de que las vacunas causan autismo. Recordemos que RFK Jr. admitió hace poco que tuvo un gusano en el cerebro que se comió parte de su materia gris【New York Times, 2023】. Uno pensaría que después de semejante confesión se alejaría de los temas médicos; en cambio, ahora dirige la política de salud pública en EE.UU., convertido en un profeta de conspiraciones al servicio de Trump.
Trump repitió además el bulo de que las vacunas provocan autismo. Mentira peligrosa y vieja. El famoso artículo de 1998 que vinculaba la vacuna triple viral (sarampión, paperas, rubéola) con el autismo fue retractado en 2010 y catalogado como fraude【The Lancet, 2010】. Desde entonces, más de una docena de estudios internacionales han confirmado la seguridad de las vacunas【CDC, 2023】. Sin embargo, la insistencia de Trump y Kennedy en esta mentira ha alimentado brotes de sarampión en EE.UU. y Europa.
El presidente fue más allá: dijo que en Cuba “casi no hay autismo porque no tienen Tylenol”. Otra falsedad. En Cuba sí hay paracetamol, distribuido en farmacias estatales, y sí existe el autismo, diagnosticado en clínicas y escuelas especializadas【MEDICC Review, 2022】. Los números más bajos obedecen a subdiagnóstico y falta de recursos, no a la inexistencia del trastorno【Autism Spectrum News, 2022】.
Y remató con otro disparate: que los Amish no tienen autismo. Error. Un estudio de 2008 en Pensilvania y otro de 2011 en Ohio demostraron que la prevalencia entre los Amish es similar a la del resto de la población【Journal of Autism and Developmental Disorders, 2008】.
Mientras tanto, la ciencia real ya ha demostrado que el autismo es un trastorno del neurodesarrollo con fuertes bases genéticas, influencias ambientales (edad de los padres, exposición prenatal a contaminantes, prematurez, complicaciones en el parto) y una gran diversidad de manifestaciones【NIH, 2024】. No hay una “causa única” ni una “cura mágica”. Y mucho menos una conexión probada con el paracetamol.
Conviene recordar: este no es el primer “consejo médico” de Trump. Durante la pandemia recomendó inyectarse desinfectante, iluminar los pulmones con linternas internas y tragarse hidroxicloroquina como si fueran Skittles. Mientras él desvariaba en cadena nacional, la verdadera comunidad científica desarrollaba vacunas en tiempo récord que salvaron millones de vidas【Nature, 2021】.
Hoy vuelve a repetir el patrón: sembrar miedo, desacreditar la medicina y convertir la salud pública en espectáculo electoral. Como señaló el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, asustar a embarazadas para que no usen Tylenol es irresponsable y peligroso, porque la fiebre alta no tratada sí puede dañar al feto【ACOG, 2025】.
En resumen: Trump no está calificado para dar consejos médicos. Ni ayer con el cloro, ni hoy con el paracetamol, ni nunca. El verdadero riesgo para la salud pública no es Tylenol: es un presidente que improvisa teorías conspirativas con la misma soltura con la que pronuncia mal “acetaminophen”.
Fuentes:
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Healthline (2025). Tylenol and Autism: Is there a link?
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JAMA (2024). Large Swedish cohort study on prenatal acetaminophen.
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The Lancet (2010). Retraction of fraudulent MMR-autism paper.
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CDC (2023). Vaccines and Autism Safety Data.
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Journal of Autism and Developmental Disorders (2008). Amish autism prevalence.
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MEDICC Review (2022). Autism prevalence and services in Cuba.
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NIH (2024). Autism and environmental risk factors.
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ACOG (2025). Statement on acetaminophen safety.
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Nature (2021). COVID-19 vaccine development and global impact.
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New York Times (2023). Report on RFK Jr.’s brain parasite.
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