
Lo hemos dicho antes y lo repetimos: Donald Trump no está montando una estrategia de “seguridad pública”, sino un espectáculo autoritario con esteroides. A una semana de amenazar con convertir ciudades demócratas en “campos de entrenamiento” del ejército y la Guardia Nacional, la farsa ya se convirtió en realidad. Lo que falta —y lo que muchos temían— es la militarización abierta de la vida civil. Chicago se ha convertido en el Exhibit A de este experimento brutal.
La madrugada del martes, un edificio de apartamentos en el vecindario South Shore fue escenario de una redada estilo militar: agentes federales, helicópteros, granadas de aturdimiento y hombres encapuchados irrumpiendo puertas, deteniendo personas —incluso ciudadanos estadounidenses— esposándolos, revisando su documentación al azar y separando niños de sus padres. Veintisiete arrestos, apartamentos saqueados, miedo y caos. Los federales afirmaron que se trataba de una operación contra el “Tren de Aragua”, pero no presentaron pruebas creíbles; y lo peor, no les importó si quien estaba en su mira era ciudadano americano o no.
En paralelo, un juez federal bloqueó temporalmente el despliegue de tropas de la Guardia Nacional en Oregón, señalando que los disturbios locales no justificaban la intervención militar. Pero Trump respondió con un movimiento aún más grotesco: envió tropas de otros estados, incluyendo Texas y California, en un intento de burlar la orden judicial. El gobernador de California, Gavin Newsom, denunció “un abuso de poder impresionante”, acusando al presidente de “usar el ejército como arma política contra los ciudadanos estadounidenses.”
Y en Illinois, la historia se tornó aún más siniestra. El gobernador J.B. Pritzker rompió el silencio con una frase que retrata el corazón del horror:
“¿Alguien en esta sala anda por el mundo con papeles que digan que es ciudadano? Yo no llevo papeles de ciudadanía.”
Con esa pregunta lapidaria, Pritzker desenmascara la esencia del trumpismo: un régimen que quiere que vivamos bajo sospecha permanente, donde tener la piel equivocada o el acento equivocado basta para ser tratado como enemigo. “La situación en Chicago no requiere el uso del ejército, y me opongo al despliegue de la Guardia Nacional bajo cualquier estatus”, agregó el gobernador.
Las imágenes del operativo son escalofriantes: helicópteros sobrevolando, padres tirados al piso, niños llorando, y agentes burlándose —uno gritó: “f** them kids”*. (Significa "chinga a los chamacos".) Este no es un operativo de seguridad; es una pesadilla patrocinada por el Estado.
Mientras tanto, Trump presume sus maniobras como parte de una “campaña de ley y orden”, pero lo que realmente está haciendo es normalizar el uso del ejército como herramienta de intimidación política. Lo que comenzó como redadas migratorias ya huele a purga ideológica.
Este episodio confirma lo que muchos advertimos: donde Trump no puede ganar con votos, pretende dominar con botas. Y Chicago —una ciudad con vecinos aterrados, con un gobernador y un alcalde que se niegan a doblarse— es el laboratorio de esta pesadilla autoritaria.
🧾 REFERENCIAS
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Associated Press. Federal judge temporarily blocks Trump administration from sending National Guard troops to Oregon (Oct. 2025). AP News
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Time Magazine. Military-Style ICE Raid On Chicago Apartment Building Shows Escalation in Trump's Crackdown (Oct. 2025). Time.com
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Politico. Newsom joins Oregon’s suit after Trump sends California National Guard to Oregon (Oct. 2025). Politico.com
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HuffPost. Pritzker Says Trump Turning Chicago Into a War Zone With ICE Raids and Military Deployment (Oct. 2025). HuffPost.com
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The Guardian. Gavin Newsom calls Trump’s troop deployment “a breathtaking abuse of law and power” (Oct. 2025). TheGuardian.com
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ABC7 Chicago. Governor Pritzker opposes federal National Guard deployment in Illinois (Oct. 2025). ABC7Chicago.com
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