LA NUEVA CRISIS DE LOS MISILES: VENEZUELA, RUSIA Y EL IMPERIO QUE NO APRENDE

Publicado el 14 de octubre de 2025, 6:04

Mientras el mundo respiraba con alivio por la liberación de 20 rehenes israelíes y más de 2,000 prisioneros palestinos, la atención mediática se concentró en la posibilidad de un nuevo “acuerdo de paz” entre Hamas e Israel. Pero detrás de ese suspiro diplomático, se sigue escribiendo un capítulo mucho más oscuro del siglo XXI: la militarización global de la política exterior estadounidense y el renacimiento de una guerra fría, esta vez, al sur del continente americano.

El saldo humano de la tragedia en Gaza sigue siendo insoportable. Los 1,139 muertos israelíes del ataque del 7 de octubre de 2023 —una fecha que sigue siendo símbolo del horror— no justifican los más de 237,000 palestinos heridos o asesinados, ni la devastación de hospitales, escuelas y barrios enteros bajo el argumento de “autodefensa”. El mundo ve genocidio; Washington ve “seguridad”. Y mientras las ruinas de Gaza siguen humeando, el Pentágono afila sus colmillos en otra latitud: Venezuela.

Según reportes de Bloomberg y The New York Times, Donald Trump ha decidido frenar las negociaciones diplomáticas con Nicolás Maduro y ahora sopesa ataques directos dentro del territorio venezolano. (MSN – Trump halts Venezuela talks) Oficialmente, el argumento es la “lucha contra el narcotráfico”; en la práctica, es un eufemismo para justificar la expansión militar.

Venezuela no ha tardado en reaccionar. Maduro activó tres nuevas Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) en los estados Nueva Esparta, Sucre y Delta Amacuro, reforzando la presencia militar con misiles antibuque y cazas rusos Sukhoi Su-30. (Telesur TV) “Nos han puesto ocho barcos destructores, un submarino nuclear y diez mil soldados frente a nuestras costas”, denunció el mandatario venezolano en su programa Con Maduro+.

Mientras tanto, el Parlamento de Caracas aprobó la Ley de Asociación Estratégica y Cooperación con Rusia, que formaliza la alianza militar y económica con Moscú. En otras palabras, si Washington ataca Venezuela, no solo se enfrentará a un país latinoamericano... sino también a Putin. (El País)

La historia parece repetirse con tintes caribeños: una nueva Crisis de los Misiles, pero en versión 2025. En los años sesenta, John F. Kennedy y Nikita Jruschov se asomaron al abismo nuclear por Cuba; hoy, Trump y Putin mueven fichas en Venezuela. La diferencia es que esta vez el guion no tiene a un demócrata prudente, sino a un magnate populista que cree que las guerras se ganan con tuits y titulares patrioteros.

Y mientras Trump amenaza con enviar misiles Tomahawk a Ucrania —armas con un alcance superior a los 1,000 km capaces de golpear en el corazón de Rusia—, el Kremlin advierte que responderá atacando bases estadounidenses o de la OTAN si uno solo de esos misiles cruza la frontera. (The Hill) Algunos analistas lo llaman “la Fase Cero de la Tercera Guerra Mundial”. (The Sun)

El problema no es solo la temeridad de Trump, sino la ceguera histórica de un país que no aprende. Estados Unidos sigue creyendo que la fuerza militar es la cura para su decadencia moral. Aplaude canjes de rehenes en Medio Oriente mientras siembra el miedo en el Caribe; condena dictaduras, pero protege monarquías y ocupa territorios ajenos.

Así que sí, celebremos que algunas familias hoy se reencuentran en Israel y Gaza. Pero no nos engañemos: mientras Washington y su presidente juegan con fuego en Ucrania y Venezuela, el mundo entero se acerca a un nuevo punto de ignición nuclear, disfrazado de “defensa hemisférica”.

Y cuando el humo suba desde el Caribe, no digan que nadie lo advirtió.

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