Hoy comparto las palabras del comentarista Jesús Escobar Tovar:
Donald Trump demuestra, una vez más, que el sistema de justicia de Estados Unidos es una verdadera burla, y que la “guerra contra las drogas” es una farsa —como lo hemos denunciado en muchísimas, pero muchísimas ocasiones. Una guerra instrumentalizada para los intereses de Washington.
El ejemplo más palpable es el indulto a Juan Orlando Hernández, un dictador hondureño y narcodictador perfectamente identificado y comprobado, juzgado incluso por el propio gobierno estadounidense. Y aun así, Trump lo indulta para abrirle paso a uno de los candidatos a la presidencia de Honduras que está vinculado directamente con él. El uso político del narcotráfico, descarado y sin filtros.
Lo hemos dicho: esta falsa guerra debe verse como un asunto geopolítico, no solamente como un problema local. El tema del narcotráfico no es únicamente cárteles, siembra o distribución. Es un asunto que va más allá, que sube muchos pisos arriba, controlado precisamente por personajes como este.
Trump, por otro lado, amenaza directamente a Colombia y a Venezuela, y dice que actuarán contra todos los países donde se trafique droga hacia Estados Unidos “porque matan a sus jóvenes”. Pero ¿cuánta gente mató o dañó Juan Orlando Hernández con su tráfico de cocaína, supuestamente de la mano del Chapo Guzmán y el Cártel de Sinaloa? ¿O ahí sí no aplica la mano dura?
Colombia respondió de inmediato. Petro fue claro: no aceptará que Trump “se pase de listo”, lo invitó a ver cómo están reduciendo daños y combatiendo el negocio desde otro enfoque. Petro ha hecho más en este sentido que Trump. En Venezuela, Maduro no ha respondido aún, pero sabe perfectamente que esto es el pretexto para intervenir, para intentar llevarse el petróleo y el oro venezolano.
Y en el caso de México, no podemos descuidarnos: tarde o temprano Trump usará este mismo pretexto para tratar de someternos a sus intereses.
Insisto: esta es una falsa guerra, diseñada no para acabar con las drogas, sino para ser permanente; para administrar el miedo, para administrar el control territorial. Y en este momento le es extremadamente útil a Estados Unidos en su disputa abierta con China. América Latina es clave: aquí existen gobiernos que no están plegados a Washington, y por lo tanto representan un riesgo para la hegemonía estadounidense si se acercan a China, Rusia o los BRICS.
Estados Unidos no actúa por su pueblo; actúa para mantener los privilegios de sus oligarquías y empresas. Y esta decisión podría traerle consecuencias serias a Trump. ¿Por qué? Porque él prometió “combatir el narcotráfico” y castigar a quienes han dañado a Estados Unidos. Ese discurso se lo compraron los MAGA. Pero ahora, los mismos MAGA comienzan a cuestionarlo:
¿por qué pactar con delincuentes como Hernández? ¿Para qué? ¿A cambio de qué?
Cada día es más evidente que Trump los ha engañado. Y ojo: si la base MAGA comienza a voltearse contra él, el Partido Republicano podría tener una desagradable sorpresa en las próximas elecciones.
Trump es simplemente un síntoma más de una enfermedad que lleva décadas gestándose. Una enfermedad vendida como solución a problemas que ellos mismos crearon, que ha dejado muchas muertes y mucho dolor —y que seguirá dejándolo— porque el “jefe de jefes” sigue operando.
(9)El Méndigo Chupacabras (@benjaminreed875) | TikTok
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