Donald Trump jura que todo esto—los portaaviones frente a Venezuela, los bombardeos a lanchas pesqueras, las amenazas de invadir México y Colombia—es una cruzada contra “las drogas”, “el fentanol” y hasta “los locos que Maduro nos mandó.” Pero esa narrativa es tan frágil como una piñata mal hecha. Rasca tantito la superficie y aparece la verdadera obsesión imperial: el petróleo, la sangre negra del imperio… y el motor que está a punto de apagarse.
La máscara antidrogas se derrite
Trump acaba de decirle a Politico que una invasión terrestre a Venezuela es inminente y que también estaría dispuesto a “hacer lo mismo” con México y Colombia para frenar el tráfico de fentanilo—aunque los datos no lo respalden y aunque él mismo indultó a un verdadero capo político, Juan Orlando Hernández (“¿Quién? No lo conozco”, dijo el muy cínico).
Fuente: https://www.antiwar.com/blog/2025/12/09/trump-says-ground-attack-on-venezuela-imminent-plus-colombia-mexico-also-in-us-crosshairs/
La excusa antidrogas se derrumba en dos minutos:
– La mayor parte del fentanilo se produce en México, no en Venezuela.
– Los bombardeos estadounidenses a “lanchas sospechosas” han matado al menos a 87 personas, incluyendo pescadores no vinculados al narco, según reportes periodísticos.
– La legalidad de la operación es tan turbia que viola de facto la War Powers Act, pero Trump insiste en que “no aplica.”
Legalistas, militares retirados y familiares de las víctimas ya lo llaman por su nombre: crímenes de guerra.
Entonces, ¿por qué Venezuela? Porque el imperio se quedó sin gasolina
Mientras Washington finge indignación moral, hay un cálculo frío detrás de la retórica: Estados Unidos se está quedando sin petróleo, y rápido.
Según la U.S. Energy Information Administration, el país consume unos 20.25 millones de barriles diarios y solo cuenta con reservas probadas suficientes para 6.3 años.
EIA: https://www.eia.gov/tools/faqs/faq.php?id=33&t=6
La reserva estratégica alcanza para apenas 20 días de consumo. Ventila eso frente al Capitolio y verás pánico.
Por el contrario, Venezuela posee las mayores reservas probadas del mundo: 303,806 millones de barriles.
Ranking global: https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_reservas_probadas_de_petr%C3%B3leo
En un planeta donde el 87.4% de la energía proviene de combustibles fósiles, la geopolítica se reduce a una ecuación brutal:
quien tiene petróleo, tiene futuro; quien no, roba.
Incluso analistas energéticos en Bloomberg y BP reconocen que hemos alcanzado o estamos por alcanzar el pico del petróleo, después del cual la extracción será más difícil, más cara y menos rentable.
– Bloomberg sobre el peak oil: https://www.bloomberg.com/graphics/2020-peak-oil-era-is-suddenly-upon-us/
– Rusia se prepara para el “post-fossil”: https://www.bloombergquint.com/markets/russia-starts-preparing-for-life-after-peak-fossil-fuels
Y Estados Unidos sabe que su modelo civilizatorio—consumismo extremo, petrodólar, guerras permanentes—no sobrevive sin hidrocarburos baratos.
Por eso la agresión militar nunca ha sido un misterio: Irak, Libia, Siria, Irán, Somalia, Sudán… todos lugares conectados al petróleo, como reveló el general Wesley Clark en 2003.
Nuevo Monroísmo: Trump revive el viejo expediente de robar por la fuerza
La presencia de portaaviones, submarinos nucleares, bombarderos y vuelos de F/A-18 dentro del Golfo de Venezuela no es “entrenamiento de rutina”, como fingió un funcionario a la AP.
Antiwar reporta: https://news.antiwar.com/2025/12/09/us-flies-two-fighter-jets-deep-into-gulf-of-venezuela-in-closest-approach-to-countrys-coast/
El despliegue es un clásico de “gunboat diplomacy”:
Primero te rodeo, luego te bombardeo, luego te cambio el gobierno.
El mensaje estratégico es clarísimo:
Trump quiere el petróleo venezolano. Lo necesita para extender la vida útil del imperio.
Y si para eso debe invadir un país, incendiar la región, violar el derecho internacional y amenazar a México en cadena nacional, lo hará con gusto.
El petrodólar tiembla, y Trump tiembla con él
Desde 1971, cuando Nixon desconectó al dólar del oro, la moneda estadounidense se sostiene por una ficción:
todas las transacciones petroleras del mundo deben hacerse en dólares.
Pero ese sistema está cruje y cruje:
– Arabia Saudita ya coquetea con abandonar el petrodólar.
– México y Canadá están hartos de la política exterior agresiva.
– Qatar está bajo presión por la guerra en Gaza.
– China y Rusia compran petróleo en sus propias monedas.
El imperio está perdiendo control, y Trump responde como un conquistador desesperado: a golpes.
Conclusión: Trump no quiere salvar a nadie del fentanilo. Quiere salvar el imperio del apagón.
Su ataque a Venezuela, sus amenazas contra México, su despliegue naval, su revival del “Drill, Baby, drill!”, sus mentiras sobre migrantes… todo encaja cuando entiendes la ecuación energética:
Estados Unidos solo tiene seis años de petróleo. Venezuela tiene siglos.
La lógica del neo-conquistador es tan sencilla como peligrosa:
“Si ya no tengo petróleo para seguir siendo imperio… pues se lo quito al vecino.”
Es también la receta perfecta para una Tercera Guerra Mundial, advertida incluso por analistas que estudian el colapso energético global.
Artículo completo base: https://rebelion.org/estados-unidos-solo-tiene-petroleo-para-seis-anos-mas/
El destino del planeta depende de que la humanidad use los últimos barriles en crear un sistema energético nuevo.
El destino de Trump, en cambio, depende de seguir manejando el imperio como si fuera su campo petrolero personal.
Y eso, para México, Venezuela y toda América Latina, ya no es política exterior:
es una amenaza existencial.
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